El primer contacto de la humanidad con vida extraterrestre podría distar mucho de las fantasías de Hollywood, según una audaz teoría presentada por el Dr. David Kipping, astrónomo de la Universidad de Columbia y director del Cool Worlds Lab.
La teoría, conocida como "The Eschatian Hypothesis", sugiere que la primera civilización alienígena detectada estará en sus momentos finales y "agitándose violentamente ante su fin", una visión que se aparta de invasiones hostiles o especies benévolas.
Kipping, cuyo estudio se publicará en la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, explicó en un video de YouTube que "Hollywood nos condicionó a esperar uno de dos tipos de contacto extraterrestre". Sin embargo, The Eschatian Hypothesis postula que nuestro encuentro más probable será con una civilización en "agonía", asemejándose a una "versión intergaláctica del Imperio Romano en su etapa tardía".
La analogía central de Kipping proviene del estudio de las estrellas. Comparó la situación con las supernovas, explosiones que marcan el colapso estelar. Aunque "asombrosamente raras", estas son detectadas anualmente debido a su inmensa luminosidad. Kipping señala que "aproximadamente un tercio de las estrellas visibles a simple vista son gigantes evolucionadas, a pesar de que menos del 1% de las estrellas se encuentran en ese estado". De esta lógica, el astrónomo deduce que "las primeras señales de inteligencia extraterrestre también serán ejemplos altamente atípicos y 'ruidosos' de su clase más amplia".
El experto argumenta que un "desequilibrio extremo" en un planeta, como un cambio climático acelerado o una guerra nuclear generalizada, podría hacer que una civilización alienígena se vuelva excepcionalmente "ruidosa" y detectable. Kipping ilustró: "Detonen todas las bombas nucleares de la Tierra y nos iluminaríamos como un árbol de Navidad para que toda la galaxia lo viera". Este escenario implicaría una "sombría introducción" a no estar solos, lo que marcaría el primer contacto con la tragedia.
The Eschatian Hypothesis sostiene que la primera detección de otra inteligencia "podría ser la de un ejemplo inherentemente inestable, transitorio, atípico pero muy ruidoso". Aunque una civilización "ruidosa" no siempre implica decadencia, el especialista aclara que la mayoría de las "tecnofirmas" observables, como la contaminación, representan una desviación significativa de su estado natural.
El Dr. Kipping incluso sugiere que la famosa señal "¡Guau!", captada por científicos en 1977, pudo haber sido el último y desesperado llamado de auxilio de una civilización en crisis. Esta perspectiva contrasta con la falta de detecciones de vida por parte de potentes instrumentos como el telescopio espacial James Webb de la NASA.
La teoría emerge en un contexto de interés espacial, como el acercamiento del visitante interestelar 3I/ATLAS. Aunque la NASA lo clasifica como cometa, el científico de Harvard Avi Loeb especuló que podría ser artificial y citó anomalías en su trayectoria y sus "extraños chorros" como posibles propulsores tecnológicos. Un primer contacto, lejos de ser un encuentro glorioso, podría ser el testimonio de un final intergaláctico.









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