Un aumento del nivel del mar superior a los tres metros podría dejar bajo el agua a varias ciudades de la costa de California, según proyecciones de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA). Este escenario se vería agravado por los efectos acumulados de otros fenómenos naturales, como tormentas e inundaciones, que ya han impactado al estado en años recientes.
De acuerdo con el mapa interactivo del NOAA, ciudades costeras como Bayside, Bracut, Eureka, áreas cercanas al Área Recreativa Nacional Golden Gate y San Francisco, entre otras, quedarían parcial o totalmente sumergidas ante un aumento de tres metros en el nivel del mar. Además, zonas naturales y reservas protegidas como Big Lagoon, los humedales de Brush Creek, Lagoon Lake y el Refugio Nacional de Vida Silvestre también se verían gravemente afectadas.
J. Derek Loftis, profesor del Centro de Gestión de Recursos Costeros del Instituto de Ciencias Marinas de Virginia, explicó a Newsweek que un incremento de esta magnitud dejaría inutilizables zonas clave de aproximadamente un tercio de las ciudades costeras del estado.
El experto advirtió que, incluso si las emisiones globales se redujeran a cero de inmediato, el nivel del mar continuaría aumentando durante décadas debido a procesos ya en curso. Además de California, también Oregon y Washington tienen zonas de riesgo que quedarían bajo el mar ante un aumento de tres metros.
Según Loftis, el problema ya afecta de forma directa a todas las ciudades costeras de Estados Unidos, y muchas de ellas destinan recursos significativos a planes de resiliencia, especialmente para enfrentar interrupciones en los sistemas de transporte provocadas por inundaciones recurrentes.
Entre los factores que aceleran el abandono de las ciudades costeras menos resilientes se encuentran los impactos acumulados de huracanes, tormentas del noreste, el aumento sostenido del nivel del mar, las emisiones de gases de efecto invernadero y el derretimiento prolongado de los casquetes polares.
Aunque los escenarios más extremos se proyectan hacia el año 2100, pequeños incrementos actuales ya representan una amenaza significativa para muchas comunidades costeras. Expertos advierten que, de no tomarse medidas urgentes, el futuro de estas ciudades podría ser sombrío.
