La Fiscalía surcoreana ha solicitado una pena de 10 años de cárcel para el expresidente Yoon Suk-yeol por obstrucción a la justicia durante su fallido intento de imponer la ley marcial en el país en diciembre del año pasado. Esta es la primera solicitud de pena para el exmandatario en los cuatro procesos que enfrenta, entre ellos uno por insurrección que podría llevarlo a cadena perpetua o incluso pena de muerte.
El cargo de obstrucción a la justicia se refiere al intento de Yoon de impedir su detención tras el incidente de la imposición de la ley marcial, en el que el Ejército irrumpió en la Asamblea Nacional y la Policía bloqueó los accesos, obligando a decenas de legisladores, incluido el actual presidente, Lee Jae-myung, a saltar vallas para votar la revocación del decreto.
Yoon fue suspendido días después y destituido finalmente en abril, mientras varios de sus altos funcionarios, incluidos el exministro de Defensa y el exjefe del Servicio Nacional de Inteligencia, también se encuentran detenidos y enfrentando procesos judiciales.
Se espera que el Tribunal del Distrito Central de Seúl emita un veredicto el 16 de enero, dos días antes de que expire la detención preventiva del exmandatario. Mientras, el caso por insurrección, el más grave de los que enfrenta, no se dirimirá hasta febrero, como pronto.
Yoon continúa defendiendo su declaración de la ley marcial, argumentando que la tomó "ante el colapso del orden constitucional de la democracia liberal y una situación de crisis del Estado". Sin embargo, si es sentenciado por insurrección, el castigo podría acarrear la cadena perpetua o incluso la pena de muerte, para la que existe una moratoria en Corea del Sur desde 1997.
La solicitud de 10 años de cárcel por obstrucción a la justicia es solo el comienzo de los procesos legales que enfrenta el expresidente Yoon Suk-yeol, quien deberá responder por sus acciones durante el fallido intento de imponer la ley marcial en el país.











