Rodrigo Isasi, managing partner en Empathy, analiza cómo la innovación disruptiva está transformando la dinámica entre empresas establecidas y nuevos emprendimientos, con implicaciones clave para el crecimiento económico y la reducción de brechas sociales.
La frase de Gandhi "Los sueños al principio parecen imposibles, luego parecen improbables, pero finalmente cuando nos comprometemos, se vuelven inevitables" ilustra el camino de la innovación, señala Isasi. Hacer que un sueño, hasta ese momento imposible, se vuelva parte de nuestra realidad no es un camino intuitivo, especialmente para las empresas establecidas y exitosas, cuyas estructuras de toma de decisiones y asignación de recursos están diseñadas para replicar el éxito conseguido.
En contraste, el modelo de los emprendimientos está motivado para encontrar nuevas formas de crear valor. Esta convivencia de incumbentes y retadores genera dos tipos de dinámicas, según el experto: la competitiva y la disruptiva.
La dinámica competitiva se da cuando los retadores operan bajo el mismo modelo de negocio de los incumbentes, pero enfocándose en una nueva necesidad, ya sea por especializarse en un segmento desatendido o por crear una funcionalidad que hasta hoy no les daban a sus clientes. En el mediano plazo, esto lleva a que los incumbentes líderes se pongan al día y mantengan su competitividad, mientras que los menos eficientes salgan del mercado o amplíen aún más la distancia versus los líderes.
Por otro lado, la dinámica disruptiva implica la presión por variar totalmente el modelo de negocio, lo que cambia radicalmente el panorama de jugadores del sector, como se está viendo en el entretenimiento y los medios. El resultado para los clientes ya no solo es una mejor oferta, sino un impacto significativo en un aspecto de sus vidas.
Estas dinámicas, según Isasi, no solo generan adrenalina en la actividad empresarial, sino que tienen el potencial de ser el motor del crecimiento económico y la reducción de brechas sociales. Esto último es lo que explican economistas reconocidos como Mokyr, Aghion y Howitt, quienes han recibido el Premio Nobel.
Mokyr enfatiza cómo la innovación permite escapar del destino de rendimientos decrecientes al sostener un proceso continuo de creación y reemplazo. Por su parte, Aghion y Howitt resaltan el impacto del crecimiento impulsado por la innovación, especialmente en países que tienen las condiciones que incentivan la creación y sostenibilidad de los retadores.
Estos planteamientos adquieren especial relevancia en el contexto actual, con el desarrollo acelerado de la inteligencia artificial. Según Mokyr, el crecimiento impulsado por la innovación se acelera en momentos de la historia donde hay un mayor feedback entre el desarrollo tecnológico y el trabajo científico, como está ocurriendo en este campo.
En este escenario, Isasi señala tres retos clave para las empresas y países: prepararse para una mayor intensidad competitiva con jugadores globales, colaborar o generar alianzas que permitan adoptar avances tecnológicos y crear ventajas competitivas que atiendan las brechas de condiciones de vida de la población más necesitada, que es la mayor parte de la población mundial.











