El Gobierno impulsa una ambiciosa reforma laboral que busca flexibilizar la contratación y el despido de personal, así como limitar el ejercicio del derecho a huelga, entre otros cambios que podrían modificar sustancialmente la manera en que los argentinos trabajan.
La iniciativa oficial, que ya obtuvo dictamen en el Senado, plantea una serie de modificaciones a la actual Ley de Contrato de Trabajo, entre las que se destacan:
- Creación de un "banco de horas" para distribuir la jornada laboral, con posibilidad de ampliar la jornada diaria de 8 a 12 horas.
- Introducción de contratos a tiempo parcial, con menos carga horaria que la jornada legal.
- Reducción del cálculo indemnizatorio por despido, excluyendo del monto final conceptos como aguinaldo, vacaciones y premios.
- Obligatoriedad de presentar certificado médico en caso de enfermedad y someterse a control por parte del empleador.
- Extensión del período de prueba de 1 a 6 meses.
- Ampliación de las actividades consideradas "esenciales" y "trascendentes", obligando a mantener entre el 50% y 75% de la prestación en caso de conflicto.
- Eliminación del concepto de "ultraactividad" de los convenios colectivos, para que prevalezcan los acuerdos por empresa por sobre los de la actividad.
Estas propuestas, que buscan "flexibilizar" el mercado laboral, han generado fuertes cuestionamientos de los sindicatos y organizaciones de trabajadores, quienes advierten que podrían afectar derechos laborales conquistados.
La reforma, que aún debe ser debatida y aprobada en el Congreso, es vista por el Gobierno como una herramienta clave para impulsar la creación de empleo y mejorar la competitividad de las empresas. Sin embargo, enfrenta una dura oposición y su aprobación se perfila como un desafío político mayúsculo para la administración.
