El Jesús Hombre, tal como lo describe el texto, es un referente de amor, compasión y justicia que trasciende épocas y culturas. Su ejemplo de acompañar a los enfermos, escuchar a los marginados, perdonar a los pecadores arrepentidos y cuestionar a los poderosos injustos sigue siendo vigente hoy en día.
En la actualidad, los "leprosos" y "prostitutas" de la época de Jesús se han transformado en personas que sufren de enfermedades como el sida, en la comunidad LGBTIQ+ y en los inmigrantes que mueren cruzando fronteras inhóspitas o son víctimas de violencia. Así como Jesús los acogía sin juzgarlos, hoy se hace urgente que la Iglesia y los creyentes sigan su ejemplo de amor y solidaridad con los más vulnerables.
Sin embargo, la fuente señala que muchos católicos se han "acomodado frente a las injusticias" y se han vuelto "cómplices de atrocidades", mirando para otro lado. Esto contrasta con el llamado de Jesús a ser justos, a recibir al que se alejó y a enfatizar que todos somos iguales ante Dios y los hombres.
El texto destaca el tratamiento "extremadamente irrespetuoso y hasta violento" que la gendarmería de ICE aplica a los inmigrantes en Estados Unidos, algo que el Papa León XIV ha calificado como "indigno, indignante y anticristiano". Esto evidencia la necesidad de que la Iglesia y los fieles recuperen el espíritu de Jesús, que acogía y defendía a los más desfavorecidos.
En definitiva, el legado de Jesús sigue siendo una guía fundamental para enfrentar las injusticias y la marginación de nuestros tiempos. Su llamado a amar al prójimo, a no juzgar y a recibir al que se aleja debe inspirar a la Iglesia y a todos los creyentes a ser agentes de transformación social y defensores de la dignidad humana.



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