Otro año se cierra con un trágico balance por los desastres naturales que han afectado diferentes regiones del país. Tal como en ejercicios anteriores, la mayoría de estos eventos han sido provocados por la irresponsabilidad, la codicia en el aprovechamiento de los recursos naturales, la falta de previsión y, en algunos casos, por acciones criminales.
En los últimos dos meses, las inundaciones han sido el fenómeno más devastador. Lluvias torrenciales azotaron varias zonas, causando crecidas de ríos, desbordamientos y deslizamientos de tierra que cobraron decenas de vidas y dejaron cuantiosas pérdidas materiales.
Según datos oficiales, solo en noviembre y diciembre se registraron más de 50 víctimas fatales y miles de damnificados en departamentos como Cauca, Chocó y Nariño. Miles de viviendas fueron arrasadas, carreteras quedaron intransitables y los servicios básicos se vieron seriamente afectados.
"Lamentablemente, es un patrón que se repite año tras año. Las comunidades más vulnerables son las que terminan sufriendo las peores consecuencias", afirma Juana Rodríguez, experta en gestión de riesgos.
Y no solo las inundaciones han sido un flagelo. Los incendios forestales también han dejado un saldo trágico, con cientos de hectáreas de bosques consumidos por las llamas. Algunas de estas conflagraciones han sido atribuidas a la acción de grupos criminales que buscan expandir sus actividades ilegales.
"Es una situación realmente alarmante. Necesitamos una respuesta integral del Estado, que vaya más allá de la atención de emergencia. Debemos trabajar en la prevención y la mitigación de estos riesgos", sostiene el ambientalista Andrés Gómez.
Expertos coinciden en que, año tras año, los desastres naturales se vuelven más recurrentes y devastadores, en gran medida por el impacto del cambio climático. Sin embargo, también señalan que la falta de planificación, la deforestación y el desarrollo desordenado han exacerbado la vulnerabilidad de las comunidades.
"Tenemos que aprender de estos episodios y tomar medidas urgentes para proteger a nuestra población y nuestros ecosistemas. De lo contrario, lamentablemente, seguiremos viendo más tragedia en los próximos años", concluye Rodríguez.











