En un preocupante desarrollo para la libertad de expresión en Egipto, un tribunal egipcio ha ratificado la condena a cinco años de prisión del economista Abdel Jaled Faruk por supuesta "difusión de noticias falsas". Faruk, de 68 años, es un conocido comentarista crítico de las políticas económicas del presidente Abdelfatá al Sisi.
La condena a Faruk, quien permanecía detenido desde hace más de un año, ha sido fuertemente cuestionada por organizaciones de derechos humanos como Human Rights Watch y el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ). Estas entidades han expresado su preocupación por la falta de garantías legales adecuadas y las deficiencias en los procedimientos judiciales llevados a cabo en este tipo de procesos.
Según informó Europa Press, la defensa de Faruk había denunciado anteriormente que el juicio carecía de las garantías esenciales para un proceso judicial justo y que el acusado no tuvo suficientes oportunidades para ejercer su derecho a la defensa. Estas denuncias pusieron en duda la integridad del procedimiento y reavivaron la inquietud por el respeto al debido proceso en el sistema judicial egipcio, especialmente en causas relacionadas con la libertad de prensa y de expresión.
El caso de Faruk ha tenido resonancia internacional, con el CPJ y Human Rights Watch, junto a organizaciones locales de derechos humanos, manifestando que la condena impuesta constituye un ejemplo del aumento de la represión contra voces críticas en Egipto. Estas entidades alertaron sobre una tendencia restrictiva en el entorno mediático y señalaron la insuficiencia de mecanismos de protección efectiva para quienes ejercen el derecho a opinar y cuestionar públicamente las medidas implementadas por el gobierno.
La ratificación de la sentencia judicial contra Faruk se produce en un contexto en el que informes y denuncias internacionales insisten en la necesidad de que el gobierno egipcio asuma compromisos concretos para salvaguardar la pluralidad de opiniones y el respeto a los procedimientos legales, especialmente en casos donde la disidencia y la crítica pública constituyen el eje de la acusación.
El caso de Abdel Jaled Faruk se perfila como un claro ejemplo de la erosión de la libertad de expresión en Egipto, donde las voces críticas enfrentan un entorno cada vez más restrictivo y un sistema judicial que parece priorizar la represión sobre el respeto a los derechos fundamentales.











