El proceso electoral en Honduras ha estado envuelto en controversia después de que el candidato presidencial Salvador Nasralla denunciara irregularidades en el conteo de votos y rechazara los resultados que otorgan la victoria a Nasry Asfura, del Partido Nacional.
Luego de que el Consejo Nacional Electoral (CNE) anunciara el triunfo de Asfura con el 40,2% de los votos, frente al 39,5% obtenido por Nasralla, este último salió a denunciar que "no aceptamos la declaratoria emitida por el CNE porque no refleja la verdad completa del voto ciudadano".
Nasralla acusó una serie de irregularidades, problemas en el conteo de votos y omisiones de actas. "Yo me metí en la política para combatir la corrupción y hoy soy víctima de esa corrupción que he venido denunciando", señaló el candidato del Partido Liberal.
El expresidente Juan Orlando Hernández, condenado en Estados Unidos por delitos relacionados al narcotráfico, también fue señalado por Nasralla como la verdadera fuerza que gobernará Honduras a través de Asfura. "No gobernará Nasry Asfura, gobernará el crimen organizado dirigido por Juan Orlando Hernández", insistió.
Las denuncias de Nasralla se suman a las preocupaciones expresadas por observadores internacionales sobre posibles irregularidades en el proceso electoral hondureño. Organizaciones como la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Unión Europea han reportado incidentes que podrían haber afectado la integridad de los comicios.
A pesar de las acusaciones, el CNE mantuvo su decisión de proclamar a Nasry Asfura como el próximo presidente de Honduras. El mandatario electo recibió el apoyo explícito del expresidente estadounidense Donald Trump durante la campaña y fue felicitado rápidamente por el secretario de Estado, Marco Rubio.
La polarización política y las denuncias de fraude electoral amenazan con generar una crisis institucional en Honduras, cuyo pueblo espera que el próximo gobierno pueda abordar los graves problemas de corrupción, crimen organizado y pobreza que aquejan al país.











