El presidente de Bolivia, Rodrigo Paz, ha tomado una medida drástica al eliminar los subsidios a los combustibles en el país, desatando una ola de protestas y críticas de diversos sectores. Esta decisión, plasmada en el Decreto 5503, ha sido calificada como un "guillotinazo" a la corrupción, pero también ha generado rechazo entre líderes sindicales, transportistas y grupos afines al expresidente Evo Morales.
Durante meses, Bolivia sufrió una grave escasez de combustible, con interminables colas y pérdidas económicas. Ante esta situación, los candidatos presidenciales en las últimas elecciones coincidieron en la necesidad de tomar medidas urgentes para terminar con los subsidios, considerados uno de los "desastres" dejados por las administraciones de Morales y Luis Arce Catacora.
Cuando el Decreto 5503 entró en vigor, la población, que esperaba esta medida, no creía que se ejecutaría "tan audazmente". De inmediato, líderes de la Central Obrera Boliviana (COB), transportistas, campesinos y otros grupos que se beneficiaban de los combustibles subsidiados, respondieron con amenazas y protestas, atribuyendo la decisión a un intento del gobierno de "matar de hambre al pueblo".
Incluso el vicepresidente, David Lara, ha sido señalado como un "indisimulado opositor" que busca la renuncia del presidente Paz para poder sucederlo. Por su parte, Tuto Quiroga, candidato presidencial en las últimas elecciones, ha sido criticado por no apoyar la medida, a diferencia de su mentor, el expresidente Hugo Banzer, quien respaldó el decreto 21060 que salvó a Bolivia en el pasado.
A pesar de las protestas, el gobierno de Paz se mantiene firme, convencido de que Bolivia no se salvará con "charlas 'hardvarianas'", sino con "acciones valientes". Mientras tanto, el país enfrenta una "suma pobreza" que el presidente debe administrar sin perder tiempo.











