En un análisis profundo de la situación política en Venezuela, el columnista Luis Manuel Aguana reflexiona sobre los desafíos que enfrenta el liderazgo opositor en el país, a pesar de los logros alcanzados, como el Premio Nobel de la Paz otorgado a María Corina Machado.
Aguana señala que, si bien MCM encarnó la aspiración unánime del pueblo venezolano de recuperar a sus familias tras la salida del régimen, esa esperanza aún no se ha concretado para la Navidad de 2025. Hace un paralelismo con la situación vivida en 1936, cuando el General Eleazar López Contreras asumió el poder tras la muerte de Juan Vicente Gómez, y cómo la portada del semanario Fantoches de la época representaba la desconfianza y las expectativas del pueblo.
El columnista advierte que, al igual que en el pasado, el nuevo liderazgo opositor cuenta con el respaldo de un pueblo "extraordinario", pero corre el riesgo de caer en las mismas trampas si no aprovecha su poderío para realizar las ideas de Bolívar y atender las necesidades del pueblo. Aguana exhorta a este liderazgo a no convertirse en "un pedestal para la gloria de nadie", sino en un verdadero intérprete de las aspiraciones de las masas populares.
La reflexión de Aguana invita a los venezolanos a no perder el "autobús de la historia" y a exigir el cumplimiento de las promesas hechas, más allá de los "regalos" que puedan ofrecerse en el "pesebre" político. En un momento crucial para el país, el columnista llama a la acción y a la legítima apreciación de la democracia, alejada de quienes pretenden "imponer sin oír, gobernar sin acatar".
