El gobierno de Donald Trump publicó recientemente su Estrategia de Seguridad Nacional 2025 (NSS 2025), un documento clave que revela las prioridades y la visión de política exterior de la administración. A diferencia de estrategias anteriores, esta nueva NSS se caracteriza por un lenguaje directo y poco diplomático, fiel al estilo del expresidente.
La NSS 2025 expresa abiertamente la capacidad hegemónica que Estados Unidos busca mantener en el mundo, dejando de lado el enfoque multilateral de estrategias previas. En su lugar, adopta una postura de "América Primero", concentrándose en el "patio trasero" del hemisferio occidental, en lo que se puede considerar una actualización de la Doctrina Monroe.
Bajo este paradigma, la NSS 2025 presenta a China como el principal adversario a contener, y justifica una postura más agresiva hacia países como Venezuela, a los que acusa de representar una amenaza. Incluso, se menciona el interés de Washington por controlar activos estratégicos en la región, como el Canal de Panamá y el puerto peruano de Chancay.
Más allá del contenido, lo que resalta de la NSS 2025 es el tono directo y poco diplomático utilizado, fiel al estilo del expresidente Trump. Esto significa que el documento expone sin tapujos los afanes imperiales de Estados Unidos, algo que otras administraciones habían tratado de presentar de manera más sutil.
Analistas consideran que la NSS 2025 refleja fielmente el "Proyecto 2025" impulsado por grupos de ultraderecha, como la Fundación Heritage. Este plan traza la ruta que debería seguir un próximo gobierno republicano, articulando el discurso trumpista de "América Primero".
En resumen, la Estrategia de Seguridad Nacional 2025 del gobierno de Trump representa una amenaza clara para la soberanía de los países de la región, al adoptar una postura agresiva y abiertamente imperialista. Su aplicación, de la mano de funcionarios como el secretario de Estado Marco Rubio, podría tener graves consecuencias para Nuestra América.
