Tegucigalpa, Honduras - Tras un proceso electoral marcado por denuncias de fraude y múltiples inconsistencias, el conservador Nasry "Tito" Asfura se perfila como el próximo presidente de Honduras. Con el respaldo público del expresidente estadounidense Donald Trump, Asfura se impuso en su tercer intento presidencial, obteniendo el 40,26% de los votos, según la declaración oficial del Consejo Nacional Electoral (CNE).
El candidato del Partido Liberal, Salvador Nasralla, quedó en segundo lugar con el 39,54% de los sufragios, mientras que la postulante del oficialista Partido Libertad y Refundación (Libre), Rixi Moncada, se ubicó en la tercera posición.
Asfura, un empresario de la construcción de origen palestino, se perfila como el sucesor de la actual mandataria, Xiomara Castro, a partir del 27 de enero de 2026. Conocido por su trato directo y su discurso centrado en el trabajo, Asfura ha ejercido diversos cargos públicos desde finales del siglo pasado, entre ellos dos períodos como alcalde de la capital hondureña.
Durante su campaña presidencial, Asfura centró su propuesta en la estabilidad fiscal, la generación de empleo y la infraestructura productiva, además de plantear el fortalecimiento del sector agropecuario, la mejora de la conectividad y la ejecución de proyectos con impacto inmediato en la economía local.
Sin embargo, el proceso electoral estuvo marcado por denuncias de fraude y múltiples inconsistencias en el conteo de votos, lo que ha generado cuestionamientos sobre la legitimidad del proceso. Organizaciones de la sociedad civil y observadores internacionales han expresado su preocupación por estas irregularidades.
Asfura, que profesionalmente se define como "un bachiller" y utiliza teléfonos móviles de tecnología básica, también ha sido señalado en el pasado por presunto lavado de activos, fraude, malversación de caudales públicos y abuso de autoridad, aunque un fallo del Poder Judicial descartó llevarlo a juicio.
A pesar de estas controversias, Asfura se perfila como el próximo presidente de Honduras, con el respaldo de Donald Trump y la promesa de estabilidad fiscal, generación de empleo y desarrollo de infraestructura. Sin embargo, el proceso electoral cuestionado y las denuncias de corrupción pendientes sobre el candidato plantean interrogantes sobre el futuro del país.
