El mensaje de Jesucristo, que se celebra cada Navidad, sigue vigente y siendo un referente de comportamiento profundamente humano después de más de 20 siglos. Su prédica del "amaos los unos a los otros", la solidaridad, el perdón y la unidad, son valores que siguen inspirando a más de mil millones de creyentes en el mundo.
La Navidad es una fecha de enorme trascendencia en el mundo occidental, especialmente para los católicos. Durante los días previos a esta festividad, se realizan reuniones de fraternidad entre amigos, familiares y vecinos, en las que se renueva la esperanza y se fortalecen los lazos de unión.
Es Jesucristo, el "Hijo de Dios hecho hombre", quien motiva a seguir sus enseñanzas. Él inculca el amor como el más sublime de los sentimientos y nos estimula a vivir en paz. Su mensaje de "amar al prójimo como a uno mismo", obrar con desinterés, no guardar rencores y perdonar los pecados, sigue siendo un código de comportamiento profundamente humano.
Desde una visión laica, el mensaje de Cristo invita a ser comprensivos, misericordiosos y a entender que nada engrandece más que la bondad. Su sabiduría ha perdurado a lo largo de los siglos y cuenta con el respaldo de más de mil millones de creyentes en el mundo.
A pesar de los cambios y desafíos que enfrenta la humanidad, el legado de Jesucristo sigue siendo un faro de esperanza y unidad. Su llamado a vivir en armonía, a no juzgar a los demás por sus defectos y a preocuparse por los más necesitados, es un ejemplo de liderazgo y espiritualidad que trasciende las fronteras y las épocas.












