La asesora de la Casa Blanca, Susie Wiles, afirmó que el presidente Donald Trump tiene una personalidad similar a la de un alcohólico, aunque no lo sea, y que eso le permite aplicar una estrategia extremista para lograr sus objetivos, como es el caso de la presión que está ejerciendo sobre el régimen de Nicolás Maduro en Venezuela.
Según Wiles, Trump "actúa con la convicción de que no hay nada que no pueda hacer" y eleva "al máximo la presión hasta obligar a su objetivo a negociar y aceptar las condiciones que él impone". En el caso de Venezuela, esto se ha traducido en un despliegue naval sin precedentes en el Caribe, encabezado por el portaaviones más grande y poderoso del mundo, el USS Gerald Ford, así como en el bloqueo total de los buques petroleros que entran y salen del país.
"El efecto directo es la falta absoluta de liquidez. Si no pueden vender petróleo, no tienen ingresos, y eso golpea de manera instantánea las finanzas del poder", explicó el politólogo venezolano José Vicente Carrasquero. Venezuela depende en un 80% de las exportaciones de crudo a China, por lo que el bloqueo de los envíos a ese país ha sido un golpe demoledor para el régimen de Maduro.
Además, el gobierno de Trump ha puesto bajo vigilancia a 18 buques venezolanos cargados de petróleo que están sancionados, e incluso ha intervenido algunos de ellos en alta mar, en operaciones que parecen sacadas de una película de acción. Maduro y su cúpula militar también cuentan con una "flota fantasma" de más de 30 buques que intentan evadir la vigilancia.
Sin embargo, los expertos coinciden en que la estrategia de Trump está funcionando y que la caída del dictador venezolano está cada vez más cerca. "Con el bloqueo de sus barcos petroleros, la economía de Venezuela está herida de muerte. La caída del dictador Maduro está muy cerca", concluyó el articulista.
