Los tradicionales mercadillos al estilo francés, con sus puestos de frutas, verduras, quesos y otros productos artesanales, podrían ser declarados Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO. Una petición lanzada por el empresario Sébastien Bensidoun busca obtener este reconocimiento para proteger y preservar esta forma de comercio que se remonta a la Edad Media.
Los mercadillos franceses se caracterizan por su diversidad de productores, artesanos y comerciantes, así como por su estética uniforme y una gestión estructurada. Estos espacios abiertos a todas las clases sociales fomentan el vínculo social y la proximidad entre vendedores y compradores.
Sin embargo, los mercadillos han enfrentado una crisis existencial en las últimas décadas debido a la expansión de las grandes superficies comerciales. Ahora, Bensidoun busca proteger esta tradición mediante su inscripción en la lista de Patrimonio Inmaterial de la UNESCO, tal como ocurrió recientemente con la baguete francesa.
"Estamos aquí desde 1974, primero fueron mis abuelos, luego mis padres y ahora yo", cuenta Jimmy Spelle, un frutero-verdulero que tiene un puesto en el mercadillo de Daumesnil, en el sureste de París. Para Spelle, la designación de los mercadillos como Patrimonio de la Humanidad ayudaría a atraer a más gente a este tipo de comercio.
Su vecina de puesto, Benedicte Doyen, una pescadera de cuarta generación, también ve esta eventual declaración como significativa, especialmente en un momento en que los mercadillos han sufrido una caída en la afluencia de visitantes debido a la crisis del COVID-19.
Además de los puestos de frutas, verduras y pescado, los mercadillos franceses se distinguen por la presencia de queserías, un producto emblemático de la gastronomía gala. Khaled Ben Slama, un vendedor de quesos de origen argelino, se felicita de que aún haya clientes dispuestos a gastar hasta 50 euros en estos productos.
Para que los mercadillos al aire libre franceses sean declarados Patrimonio de la UNESCO, Bensidoun está formando un comité científico y planea presentar la iniciativa al Ministerio de Cultura de Francia. Si el país la apoya, la propuesta será analizada por un comité de la UNESCO, con la esperanza de obtener la distinción a principios de 2026.
"Estoy seguro de que lo vamos a lograr (la protección de la UNESCO) porque no hemos encontrado a nadie que no haya querido firmar la petición", afirma Bensidoun con entusiasmo. Su objetivo es que la candidatura francesa pueda servir de modelo para que los mercadillos de todo el mundo puedan ser protegidos como Patrimonio de la Humanidad.












