El Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos confirmó este sábado 20 de diciembre que la incautación del supertanquero Centuries, cargado con crudo venezolano, fue ejecutada mediante una "operación de ataque relámpago" lanzada desde el portaviones nuclear USS Gerald Ford, posicionado actualmente en aguas del Caribe.
A través de su cuenta en la red social X, el organismo publicó una serie de fotografías de la intercepción acompañadas de un mensaje contundente: "PREPÁRENSE PARA SER ABORDADOS". La declaración oficial detalló que la Guardia Costera, en coordinación con el Departamento de Guerra, lideró la maniobra contra el buque, al cual identificaron como sospechoso de transportar petróleo sujeto a las sanciones estadounidenses.
La operación, que involucró a fuerzas especiales saliendo de la plataforma naval más avanzada de la flota norteamericana, fue descrita con una retórica agresiva por parte de la administración Trump. "El puño de hierro de las fuerzas militares y policiales conjuntas de Estados Unidos gobierna las olas", sentenció el DHS en su comunicado digital.
Aunque reportes previos indicaron que el Centuries un supertanquero de propiedad china no figuraba explícitamente en la lista de activos sancionados, las autoridades estadounidenses justificaron la acción alegando la naturaleza ilícita de la carga. Este incidente se produce en medio de las tensiones geopolíticas entre Estados Unidos y Venezuela, donde el gobierno de Nicolás Maduro enfrenta un férreo bloqueo económico impuesto por Washington.
La intercepción del Centuries se suma a una larga lista de acciones de interdición marítima llevadas a cabo por la Armada estadounidense en las aguas del Caribe, en un esfuerzo por asfixiar financieramente al régimen chavista. Analistas consideran que esta nueva incautación podría escalar aún más las fricciones entre ambos países, en un momento en que las negociaciones para reanudar el diálogo político se encuentran estancadas.
Desde la Casa Blanca, se ha enviado un claro mensaje de que Estados Unidos no cesará en su campaña de "máxima presión" contra el gobierno de Maduro, utilizando todos los recursos a su alcance, incluyendo el poderío militar, para cortar los flujos de ingresos que permiten la supervivencia del régimen. La interceptación del Centuries es solo la última acción en una larga cadena de medidas coercitivas que Washington ha desplegado en los últimos años.




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