El proceso electoral en Honduras continúa en un momento crítico, con el aspirante del Partido Liberal, Salvador Nasralla, acercándose cada vez más al candidato del Partido Nacional, Nasry "Tito" Asfura, en el conteo final de votos.
Según los últimos datos del Consejo Nacional Electoral (CNE), con el 99,85% de las actas procesadas, la diferencia entre ambos candidatos se ha reducido considerablemente. Asfura, apoyado políticamente por el presidente estadounidense Donald Trump, ahora solo aventaja a Nasralla por 20.003 votos, después de haber tenido una ventaja de más de 40.000 votos en días previos.
Este cambio se produce en medio de un proceso de revisión especial de 2.792 actas electorales registradas con inconsistencias, un proceso que ha sufrido varios retrasos por diversos obstáculos administrativos y técnicos.
La consejera del CNE, Ana Paola Hall, advirtió que en el marco de este escrutinio especial, se han encontrado 48 actas registradas en cero, lo que podría constituir un delito electoral si se verifica que había votos válidos dentro de las maletas electorales correspondientes a esas actas. Hall enfatizó que la responsabilidad ante eventuales irregularidades será individual.
El proceso de recuento se enfoca en aproximadamente 2.800 actas electorales clasificadas como "inconsistentes", con el objetivo de dar mayor legitimidad y transparencia a un escrutinio crucial para decidir el futuro político inmediato del país.
De estos resultados depende si el próximo presidente será Nasry Asfura, un empresario conservador de 67 años, o Salvador Nasralla, un presentador de televisión de 72 años también identificado con la derecha. Asfura mantiene una ventaja de apenas unos miles de votos, mientras que Nasralla insiste en que aún faltan por revisar alrededor de medio millón de sufragios.
El CNE ha rechazado la solicitud de Salvador Nasralla y el Partido Libre de realizar un conteo "voto por voto" de todas las actas, argumentando que la legislación vigente no permite un recuento nacional completo sin causas debidamente justificadas.
Este proceso electoral en Honduras se desarrolla en un contexto de alta tensión y denuncias de irregularidades, lo que ha puesto en duda la legitimidad del proceso y la confianza de la población en las instituciones democráticas del país.












