En un discurso televisado, el presidente ruso, Vladímir Putin, dejó claro que no tiene intención de renunciar a los activos financieros rusos que fueron congelados por la Unión Europea como medida de presión tras la invasión de Ucrania. Putin consideró que esta acción de la UE es un "atraco" y advirtió que en algún momento "deberán devolver lo robado".
El mandatario ruso fue más allá y afirmó que esta maniobra de la UE también perjudica la imagen y la confianza de los países de la Eurozona, ya que muchos de ellos, especialmente los productores de petróleo, guardan sus reservas de oro en territorio europeo y "empiezan a tener sospechas, dudas e inquietudes" sobre lo que está ocurriendo.
La Unión Europea había debatido la posibilidad de utilizar esos activos rusos congelados, pero finalmente la iniciativa, defendida por el canciller alemán Friedrich Merz y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, no obtuvo el consenso necesario. No obstante, Merz advirtió que los activos permanecerán congelados hasta que Rusia no haya pagado las reparaciones a Ucrania.
En su discurso, Putin también prometió poner fin a nuevas agresiones bélicas en el futuro, pero lanzó una advertencia clara: "No habrá ninguna otra operación militar si nos tratan con respeto, si observan nuestros intereses nacionales como nosotros intentamos observar los suyos continuamente. Si no nos engañan, como nos engañaron con la expansión de la OTAN hacia el este". Además, quiso dejar claro que no mantiene ninguna guerra con Occidente, sino que "es Occidente quien nos combate a nosotros a través de los nacionalistas ucranianos".
El discurso de Putin muestra su determinación por mantener una posición firme frente a las sanciones impuestas por la UE y su disposición a seguir confrontando con Occidente en el contexto de la guerra en Ucrania. La advertencia sobre posibles nuevas agresiones y su insistencia en que Rusia no está en guerra con Occidente, sino al revés, reflejan la complejidad y la tensión que rodean el conflicto.
