La Corte Suprema de Justicia (CSJ) y el Organismo Judicial (OJ) cerraron el 2025 con un bajo perfil público, concentrando la atención en temas como antejuicios, la creación de Salas de Apelaciones y una fallida elección de la presidencia. El resto de su labor pasó desapercibida, lo que complica la evaluación de resultados y anticipa disputas más intensas en 2026 por los procesos de postulación.
En perspectiva, durante el 2025 la CSJ y el OJ operaron con discreción institucional, donde la opinión pública reaccionó solo ante crisis puntuales. La ausencia de evaluaciones de desempeño limita un balance objetivo, mientras que la falta de gobernanza interna y la mora judicial marcaron el año.
Un dato clave es que la presidencia del OJ se ha vuelto una ficha estratégica, ya que define la administración, el presupuesto y los nombramientos. Algunas decisiones del pleno requieren nueve de 13 votos, lo que favorece los bloqueos y las jornadas sin acuerdos, tal como ocurrió en procesos anteriores.
De cara al 2026, la relevancia de la CSJ se amplificará, ya que las postulaciones, impugnaciones y antejuicios definirán el tablero previo a las elecciones generales de 2027. La CSJ, la Corte de Constitucionalidad y el Congreso actuarán como filtros decisivos del sistema electoral.
En conclusión, el bajo perfil de la CSJ limitó la rendición de cuentas. La mora judicial, la creación cuestionada de Salas de Apelaciones y la falta de consenso para elegir presidente evidenciaron fisuras internas en la institución.
