Los resultados de las elecciones presidenciales en Chile fueron tal como se habían anticipado en esta columna de opinión. José Antonio Kast, del partido Republicano, obtuvo aproximadamente un 60% de los votos, mientras que su contrincante, Gabriel Boric, del bloque de izquierda, alcanzó alrededor del 40%. Esta contundente victoria de Kast representa un cambio significativo en la dirección política del país.
La mala gestión del gobierno actual, encabezado por Sebastián Piñera, ha sido un factor determinante en esta derrota electoral. La ciudadanía chilena ha pedido un cambio y eso es lo que se reflejó en los resultados del domingo pasado.
Con la llegada de Kast a La Moneda, se esperan importantes transformaciones en diversos ámbitos. En primer lugar, es importante aclarar que los derechos obtenidos mediante leyes aprobadas por el Congreso no podrán ser modificados fácilmente, incluso con Kast como presidente. Esto se debe a la actual configuración de las cámaras legislativas, lo que brindará un equilibrio a los cambios de gobierno.
Sin embargo, sí se prevén cambios significativos en áreas como seguridad y migración, que han sido ejes centrales de la campaña de Kast y los republicanos. Se habla de medidas como la compra de módulos de cárceles para aislar a los delincuentes, un mayor control en la frontera norte y un retiro voluntario de los migrantes ilegales.
Además, se configurará un bloque de derecha que representará más del 50% de los votos, conformado por partidos como Renovación Nacional, Republicanos, UDI, Libertarios, Demócratas, Amarillos y Evópoli, entre otros. Este conglomerado participará activamente en el nuevo gobierno y le imprimirá una forma de gestión diferente a todo el aparato público del Estado.
Sin embargo, Kast enfrentará una oposición violenta, especialmente de sectores de izquierda que ya lo han atacado y amenazado incluso antes de su victoria. La izquierda ha demostrado una mayor cercanía con la violencia, llegando a premiar a los jóvenes que participaron en las protestas del estallido social.
Kast tendrá que ir implementando sus cambios de manera gradual, sin esperar que todo se resuelva en los primeros tres meses de su mandato. Los analistas anticipan que tendrá una luna de miel corta, ya que se espera una oposición ciega después de los primeros meses.
En conclusión, la victoria de Kast representa un giro significativo en la política chilena, con importantes cambios en áreas como seguridad, migración y la configuración del bloque de derecha en el gobierno. Sin embargo, el nuevo presidente deberá enfrentar una oposición violenta y trabajar de manera gradual para llevar a cabo sus propuestas, manteniendo el equilibrio institucional.











