El cierre de año del Gobierno se ha vuelto más complejo y costoso de lo previsto, con tropiezos en el tratamiento del presupuesto 2026 y la postergación de la votación de la reforma laboral en el Senado. Aunque el Gobierno logró avances clave, como la aprobación del proyecto de inocencia fiscal, enfrenta desafíos internos y de negociación con la oposición.
La obstinación del Presidente Javier Milei y su equipo económico por derogar las leyes de financiamiento universitario y de emergencia en discapacidad, incluidas en el presupuesto, ha generado tensiones y cuestionamientos dentro del Gobierno. Para lograr el quórum en Diputados, el Gobierno otorgó cuantiosos Aportes del Tesoro Nacional a gobernadores dialoguistas, lo que ha sido criticado como una compra de votos.
La postergación del tratamiento de la reforma laboral en el Senado también fue un golpe para las expectativas oficiales, especialmente para el ala más radical del Gobierno. La CGT, por su parte, se llevó un pequeño triunfo parcial con la convocatoria a la manifestación del jueves, aunque sabe que la reforma será finalmente sancionada.
Ante este panorama, el Gobierno busca minimizar el impacto de los tropiezos, resaltando el comportamiento positivo de los mercados y argumentando que los aportes a las provincias fueron necesarios para afrontar el pago del aguinaldo. Sin embargo, la pregunta es qué lecciones aprendió el Gobierno de estas últimas semanas, en las que algunas de sus pretensiones más radicales han tenido que ser negociadas y adaptadas.
