El jueves por la noche, un violento atentado terrorista perpetrado por el Ejército de Liberación Nacional (ELN) sacudió la base militar de Aguachica, en el departamento de Cesar, Colombia. El ataque dejó un saldo de 4 militares fallecidos y 11 heridos, según confirmaron las autoridades.
Las tropas del Ejército Nacional intentaron repeler el asalto, pero sufrieron múltiples daños en las instalaciones. El comandante de las Fuerzas Militares, almirante Francisco Cubides, culpó directamente al ELN como responsable de este acto terrorista.
De acuerdo a los primeros reportes, el ataque habría sido perpetrado con drones contra el Batallón Ricaurte, ubicado en el corregimiento de Juncal, municipio de Aguachica. Las Fuerzas Militares se encuentran evaluando la situación para determinar el balance final.
En medio de la crisis, el presidente Gustavo Petro se pronunció sobre el ELN, calificándolo como una "organización armada binacional integrada por venezolanos y colombianos" que se dedica al narcotráfico y a "matar campesinos". Petro recordó que se intentó un proceso de diálogo con el grupo, pero que éste se perdió en la coyuntura actual.
El mandatario colombiano reiteró su rechazo a cualquier forma de injerencia militar extranjera en el país y afirmó que solo el abandono de las armas por parte del ELN permitiría que deje de ser una amenaza para la región.
Este violento ataque se produce en un momento de alta tensión en la frontera colombo-venezolana, donde el ELN ha incrementado su presencia y acciones violentas. Las autoridades han intensificado los operativos para contener la expansión de este grupo armado ilegal.
La tragedia de Aguachica evidencia la compleja situación de seguridad que enfrenta Colombia, donde los grupos guerrilleros y paramilitares siguen representando una grave amenaza para la población civil y las Fuerzas Militares. El gobierno de Petro enfrenta el desafío de encontrar una solución duradera a este conflicto armado que azota al país desde hace décadas.
