Bolivia y Estados Unidos avanzan hacia la recomposición plena de sus relaciones diplomáticas, incluido el intercambio de embajadores, tras más de 15 años de distanciamiento. Sin embargo, el Gobierno de Rodrigo Paz descarta apresurar el proceso y prevé concretar el nombramiento de un embajador en Washington durante el transcurso de 2026.
El canciller Fernando Aramayo explicó que el restablecimiento de las relaciones no será de "la noche a la mañana", sino que seguirá procesos administrativos y legislativos tanto en Bolivia como en Estados Unidos, con el objetivo de hacerlo "con altura y responsabilidad".
La visita de Aramayo a Washington la semana pasada marcó el inicio del deshielo bilateral, tras el gesto político del subsecretario de Estado de EE.UU., Christopher Landau, quien asistió a la toma de juramento del presidente Paz. En ese encuentro, se realizó el seguimiento a los acuerdos iniciales alcanzados entre ambos países.
Aramayo aclaró que el enfoque del restablecimiento de relaciones es más amplio que solo la presencia de la DEA u otros mecanismos de cooperación en seguridad. "Bolivia sale de 20 años de una gobernanza criminalizada y enfrenta un desafío enorme: cinco fronteras y más de 7.000 kilómetros de límite internacional. Eso exige cooperación regional y global, no solo con Estados Unidos, sino con todos nuestros vecinos", afirmó.
Asimismo, el canciller destacó que su visita a Estados Unidos tuvo una agenda amplia y estratégica, centrada no solo en lo diplomático, sino también en lo económico y geopolítico. Reveló que delegaciones empresariales ya se encuentran en el país, interesadas en aprovechar las oportunidades que ofrece Bolivia tras las recientes medidas económicas adoptadas por el gobierno de Paz.
Por su parte, el presidente Rodrigo Paz reiteró que uno de los ejes centrales de su gobierno es "poner a Bolivia en el mundo", lo que implica retomar relaciones con Estados Unidos y con otros países clave. "Bajo el dogmatismo ideológico nos aislaron a los bolivianos. Nosotros vamos a ser claros: toda relación internacional estará bajo el paraguas de la democracia, el desarrollo y el respeto mutuo", afirmó.
Si bien no hay plazos cerrados para el intercambio de embajadores, el gobierno boliviano ha enviado una señal política clara: el giro diplomático está en marcha, aunque la normalización de las relaciones no será improvisada.
