La petrolera rusa Cyprus Limited PCL (PCL) anunció oficialmente el cese de sus operaciones en Venezuela, como consecuencia directa de las sanciones internacionales y las limitaciones financieras que afectan al sector energético vinculado a Rusia.
En una comunicación interna firmada por su representante legal, Andrey Shavkun, la empresa explicó que enfrenta una "incapacidad estructural y sobrevenida" que le impide mantener la actividad operativa en el país.
"Como consecuencia directa del impacto combinado de las sanciones internacionales y las restricciones financieras impuestas al sector energético y a entidades controladas por el Estado ruso, PCL se ha visto obligada a proceder a la terminación de sus relaciones laborales", señala el documento revelado en redes sociales por el periodista Roberto Deniz.
La compañía notificó que el último día de trabajo será el 23 de diciembre, fecha a partir de la cual se iniciará el proceso formal de cierre. Según la comunicación, la terminación de los contratos laborales se realizará conforme a lo establecido en la Ley Orgánica del Trabajo, los Trabajadores y las Trabajadoras (LOTTT).
PCL, que operaba en Venezuela con activos que pertenecieron a la estatal rusa Rosneft, indicó que cumplirá con el pago de prestaciones sociales, beneficios acumulados y la suscripción de los acuerdos de finiquito correspondientes para su personal.
El retiro de PCL marca el cierre de una fase de participación rusa en la industria petrolera venezolana, iniciada con Rosneft y prolongada posteriormente a través de estructuras jurídicas alternativas como Roszarubezhneft, creadas para intentar sortear las sanciones impuestas por Estados Unidos y la Unión Europea.
La salida de la petrolera rusa se suma a un contexto de creciente aislamiento financiero y operativo para compañías extranjeras con vínculos directos o indirectos con Estados sancionados.
Las sanciones internacionales, impuestas principalmente por Estados Unidos y la Unión Europea, han tenido un impacto significativo en la industria petrolera venezolana, que depende en gran medida de la inversión y la tecnología extranjera. La retirada de PCL es un reflejo de la creciente dificultad para las empresas rusas de mantener sus operaciones en el país, en medio de un entorno cada vez más hostil.
La decisión de PCL de cesar sus actividades en Venezuela se produce en un momento en el que el gobierno de Nicolás Maduro busca recuperar la producción de crudo y reactivar la economía, tras años de crisis y caída de la producción. Sin embargo, las sanciones y la salida de empresas extranjeras han dificultado este objetivo, lo que podría tener consecuencias negativas para la población venezolana.










