El sistema judicial francés emitió este jueves una condena a cadena perpetua contra Frédéric Péchier, un anestesista de 53 años, por envenenar a 30 pacientes en dos clínicas de la ciudad de Besanzón entre 2008 y 2017. De esos 30 casos, 12 pacientes perdieron la vida.
Péchier, quien trabajaba como anestesista en esas dos clínicas, fue acusado de provocar paros cardíacos sospechosos en sus pacientes, la mayoría de ellos durante intervenciones quirúrgicas rutinarias. La víctima más joven tenía tan solo 4 años y falleció durante una cirugía de amígdalas, mientras que la más anciana tenía 89 años.
Las investigaciones revelaron que el anestesista habría actuado presuntamente con la intención de desacreditar a sus colegas de trabajo y así posicionarse como el "salvador" que lograba reanimar a los pacientes. Sin embargo, en 12 casos, los esfuerzos por reanimarlo resultaron infructuosos y los pacientes perdieron la vida.
El juicio, que se extendió por varias semanas, escuchó testimonios desgarradores de familiares de las víctimas, quienes exigían justicia por la pérdida de sus seres queridos. La fiscalía había solicitado la cadena perpetua para Péchier, argumentando la gravedad de sus crímenes y el peligro que representaba para la sociedad.
La sentencia de cadena perpetua impuesta al anestesista francés es considerada un fallo histórico y ejemplarizante, que envía un mensaje claro de que este tipo de conductas criminales en el ámbito médico no serán toleradas. Péchier deberá cumplir su condena en prisión, sin posibilidad de libertad condicional.
Este caso ha generado una profunda conmoción en Francia y ha puesto en tela de juicio la confianza de los pacientes en el sistema de salud. Expertos en ética médica han hecho un llamado a reforzar los controles y la supervisión en el ámbito hospitalario para prevenir futuros abusos de este tipo.
