El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha ordenado el "bloqueo total" de los petroleros sancionados que entran y salen de Venezuela, una medida que eleva al máximo la presión sobre el régimen de Nicolás Maduro. La decisión, que cuenta con el respaldo del despliegue de la Armada estadounidense en el Caribe, podría tener graves consecuencias tanto para la ya frágil economía venezolana como para las relaciones internacionales.
La orden de Trump sigue a la incautación, el 10 de diciembre, del petrolero Skipper, cargado con 1,9 millones de barriles de crudo. El gobierno de Estados Unidos sostiene que la embarcación estaba involucrada en el transporte de petróleo que violaba sanciones, tanto venezolanas como las relacionadas con redes de evasión que incluyen petróleo iraní.
"Hoy ordeno UN BLOQUEO TOTAL Y COMPLETO DE TODOS LOS PETROLEROS SANCIONADOS que entren y salgan de Venezuela", escribió Trump en su plataforma Truth Social. El magnate acusó al régimen venezolano de "robar activos estadounidenses, como petróleo y tierras, y de terrorismo, narcotráfico y trata de personas".
Según el portal Axios, actualmente 18 petroleros sancionados por Estados Unidos están completamente cargados con petróleo en aguas venezolanas y están siendo vigilados por Washington. Ocho de esos navíos están clasificados como buques de carga de gran tamaño, similares al Skipper.
El gobierno de Maduro calificó de "irracional" y de "grotesca amenaza" el bloqueo anunciado por Trump. "El presidente de los Estados Unidos pretende imponer de manera absolutamente irracional un supuesto bloqueo militar naval a Venezuela con el objetivo de robarse las riquezas que pertenecen a nuestra Patria", afirmó en un comunicado.
Para el politólogo venezolano José Vicente Carrasquero, la orden de Trump tendrá un impacto inmediato y severo sobre el corazón financiero del régimen. "El efecto directo es la falta absoluta de liquidez. Si no puedes vender petróleo, no tienes ingresos, y eso golpea de manera instantánea las finanzas del poder", señala.
Carrasquero sostiene que el objetivo de la decisión de Washington va más allá de la presión económica. "Trump busca desarticular lo que considera una estructura criminal, vinculada al narcotráfico y al tráfico de personas, y al mismo tiempo subrayar la ilegitimidad de Maduro, que no fue electo", afirma.
Sin embargo, el analista advierte que el colapso económico no garantiza por sí solo la salida del poder de Maduro. "Al régimen no le importan los venezolanos. Su prioridad es sobrevivir", afirma.
Desde el punto de vista del derecho internacional, el docente de Ciencias Políticas y de Relaciones Internacionales de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC), Francesco Tucci, señala que la orden de Trump se mueve en una zona jurídica gris. "No es una declaración formal de guerra, pero tampoco puede considerarse una simple medida económica", explica.
Tucci advierte que el riesgo más grave de esta medida es la posible escalada militar si Estados Unidos intercepta buques de terceros países, especialmente de China o Irán. Bajo la Convención del Derecho del Mar, la libertad de navegación en alta mar está protegida, y cualquier intervención podría ser interpretada por esas potencias como una violación grave o incluso como "piratería estatal".
En cuanto a su eficacia política en Venezuela, Tucci sugiere que el bloqueo difícilmente forzará la salida inmediata de Maduro. Remarca que las sanciones no han logrado quebrar al régimen en años anteriores y, por el contrario, han reforzado su lógica de supervivencia interna.
La medida de Trump aparece así como una apuesta de alto riesgo que podría implicar una herramienta de presión máxima para forzar a Maduro a una negociación, o el prólogo de una escalada mayor plasmada en operaciones terrestres, siguiendo un patrón histórico en el que los bloqueos "no declarados" rara vez se quedan en el plano económico.












