"La Linares", la novela publicada originalmente en 1972, cumple este año medio siglo de haber retratado con humor y agudeza la sociedad quiteña de mediados del siglo XX. A través de una trama que mezcla ficción y realidad, la obra de Demetrio Aguilera Malta se convirtió en un clásico de la literatura ecuatoriana, destacándose por su mirada crítica hacia las élites de poder y la hipocresía que imperaba en la capital en aquella época.
La historia se desarrolla en la ficticia ciudad de "La Linares", un alter ego de Quito, donde se entrecruzan las vidas de una diversa galería de personajes que representan los diferentes estratos sociales. Desde la aristocracia terrateniente hasta los sectores populares, pasando por la emergente clase media, la novela expone sin tapujos los vicios, las contradicciones y los abusos que caracterizaban a la sociedad quiteña de aquellos años.
Uno de los grandes logros de "La Linares" es su capacidad para retratar la hipocresía y el juego de apariencias que imperaba entre las élites de poder. Los personajes de la alta sociedad, encabezados por la familia Peñafiel, encarnan la doble moral, la corrupción y el abuso de privilegios que se escondían detrás de un velo de respetabilidad y tradición.
Mediante una prosa ágil y un agudo sentido del humor, Aguilera Malta logra desenmascarar las miserias de ese mundo aparentemente refinado y virtuoso. Las fiestas, los matrimonios, los chismes y las intrigas de salón se convierten en el escenario perfecto para exponer la hipocresía y la mezquindad de quienes ostentaban el poder político y económico en la capital.
Pero la novela no se limita a retratar a las clases altas. También presta atención a los sectores populares, cuyas vidas transcurren en paralelo a las de la aristocracia. Personajes como el humilde zapatero Jacinto o la vendedora de flores Rosario encarnan las luchas, las aspiraciones y los sufrimientos de quienes quedaban relegados al margen de la sociedad quiteña.
A través de esta diversidad de voces y perspectivas, "La Linares" logra construir una imagen polifacética y compleja de la Quito de mediados del siglo XX. La novela no se conforma con ser una simple sátira o una crónica costumbrista, sino que se eleva a la categoría de una obra maestra que trasciende lo local para convertirse en un retrato universal de las dinámicas de poder, la hipocresía y la desigualdad social.
Cincuenta años después de su publicación original, "La Linares" sigue siendo una lectura obligada para comprender la historia y la idiosincrasia de la sociedad ecuatoriana. La vigencia de su mirada crítica y su capacidad para retratar con humor y agudeza los vicios del poder, lo convierten en un clásico imperecedero de la literatura latinoamericana.











