El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ofreció este miércoles un discurso a la nación desde la Casa Blanca, en el que se jactó de los supuestos logros de su administración en materia migratoria y económica.
En el arranque de su alocución, Trump aseguró que en los últimos 11 meses su gobierno ha logrado "más cambios positivos en Washington que cualquier Administración en la historia de Estados Unidos". Según el mandatario, su país "era motivo de burla en todo el mundo, pero ya no se ríen".
El republicano contrastó su política migratoria con la de la administración anterior, a la que acusó de "inundar" ciudades y pueblos con inmigrantes indocumentados y de liberar a "delincuentes violentos" que pusieron en riesgo a "personas inocentes". Trump afirmó, sin presentar pruebas, que ha cerrado la frontera sur con México y que en siete meses no se registra el ingreso de ningún inmigrante ilegal.
En materia económica, el presidente aseguró que "los salarios están subiendo más rápido que la inflación" y que los precios de muchos servicios y productos se han reducido, citando ejemplos como un 22% en automóviles y la gasolina a 2,50 dólares por galón.
Sin embargo, los datos oficiales muestran una realidad más compleja. Si bien la economía estadounidense ha registrado un crecimiento sostenido, los salarios reales aún no han logrado recuperar los niveles previos a la crisis financiera de 2008. Además, la inflación ha ido en aumento en los últimos meses, erosionando el poder adquisitivo de los trabajadores.
Analistas señalan que el discurso de Trump tuvo un claro tinte político, con miras a las elecciones legislativas de noviembre, en las que el Partido Republicano busca mantener el control del Congreso. El mandatario buscó resaltar sus principales banderas, como el endurecimiento de la política migratoria y los supuestos logros económicos, a pesar de que la realidad es más matizada.












