El Gobierno de Australia, encabezado por el primer ministro Anthony Albanese, anunció una serie de reformas legales para fortalecer la lucha contra el discurso de odio y la radicalización, tras el atentado antisemita ocurrido el pasado domingo en Bondi Beach, Sídney, que dejó 16 muertos.
Entre las principales medidas, se contempla la creación de un delito agravado de discurso de odio para predicadores y líderes que promuevan la violencia, así como el endurecimiento de las penas por expresiones de odio que inciten a actos violentos. Además, se considerará el odio como factor agravante en la imposición de condenas por amenazas y acoso en línea.
El Gobierno también planea desarrollar un sistema para incluir en listas oficiales a organizaciones cuyos dirigentes incurran en discursos de odio que promuevan la violencia o el odio racial. Asimismo, se tipificará un delito federal específico y limitado de difamación grave basada en la raza o en la promoción de la supremacía racial.
Por otra parte, el ministro del Interior tendrá nuevas facultades para cancelar o rechazar visados a personas que difundan odio y división. Paralelamente, se creará un grupo de trabajo de doce meses para evaluar el sistema educativo australiano y asegurar que aborda de forma adecuada el antisemitismo.
El primer ministro Albanese calificó el antisemitismo como "un mal que desgarra el tejido de Australia" y señaló que se ha registrado un aumento de ataques contra la comunidad judía en el país. El Ejecutivo se comprometió a avanzar en la aplicación de las recomendaciones de la enviada especial contra el antisemitismo, Jillian Segal, cuyo informe fue presentado en julio.
El ataque del domingo pasado en Bondi Beach, perpetrado por un padre y su hijo, dejó 16 muertos, incluidos los autores, y decenas de heridos. Según las investigaciones preliminares, las autoridades creen que los atacantes actuaron de manera independiente y estuvieron influidos por ideología vinculada al Estado Islámico (EI), luego de haber viajado al sur de Filipinas en noviembre.
