La retórica antiinmigratoria ha cobrado protagonismo en los últimos años, especialmente en campañas electorales, reformas legislativas y las llamadas "guerras culturales" en Estados Unidos, Europa y Latinoamérica. Un fenómeno aparentemente contradictorio es que algunos inmigrantes también apoyan estas políticas restrictivas.
Según el artículo de Denise Cogo y Lucas Zanetti publicado en Latinoamérica21, este apoyo de los inmigrantes a las políticas antiinmigratorias responde a una serie de factores complejos y multidimensionales.
En primer lugar, los autores señalan que muchos inmigrantes han interiorizado los discursos de rechazo y estigmatización que circulan en las sociedades de acogida. Esto los lleva a distanciarse de otros grupos migrantes, a los que perciben como una "amenaza" para su propia integración y aceptación.
Asimismo, algunos inmigrantes de primera generación buscan diferenciarse de los recién llegados, con quienes temen ser confundidos o asociados. Esto los lleva a apoyar medidas que restringen la entrada de nuevos migrantes, con el fin de consolidar su propia posición y estatus.
Por otro lado, la precariedad laboral y económica que afecta a muchos inmigrantes los vuelve más vulnerables a los discursos populistas y nacionalistas. Ven en las políticas antiinmigratorias una forma de proteger sus empleos y acceso a servicios, aunque a la larga estas medidas puedan perjudicarlos.
Finalmente, los autores destacan que el apoyo de algunos inmigrantes a estas políticas también responde a una estrategia de "asimilación" y "blanqueamiento", mediante la cual buscan distanciarse de su origen y ser aceptados por la sociedad de acogida.
En conclusión, el fenómeno de los inmigrantes que apoyan las políticas antiinmigratorias es complejo y contradictorio, y refleja las profundas desigualdades y dinámicas de poder que atraviesan a las comunidades migrantes. Comprender estos procesos es clave para diseñar políticas migratorias más justas e inclusivas.










