El Día de los Inocentes, una festividad celebrada cada 28 de diciembre en Guatemala, tiene una historia dolorosa detrás. Esta conmemoración católica recuerda la matanza ordenada por el rey Herodes de todos los niños menores de dos años nacidos en Belén, Judea, tras el nacimiento de Jesús de Nazaret.
El Evangelio de Mateo relata que Herodes, temeroso de perder su poder, mandó asesinar a todos los pequeños para asegurarse de acabar con la vida del que estaba destinado a ser el "rey de reyes". Si bien no está claro cuánto tiempo permaneció la Sagrada Familia en Egipto, la tradición sostiene que fueron varios años, hasta que regresaron a su hogar en Nazaret después de la muerte de Herodes el Grande.
El papa Francisco declaró en 2016 que "la Navidad está acompañada, nos guste o no, de lágrimas" y que los evangelistas "no disfrazaron la realidad para hacerla más creíble o atractiva". Para ellos, el nacimiento de Jesús fue "un evento cargado de tragedia y dolor", citando al profeta Jeremías: "Se oye una voz en Ramá, lamento y gran lamento, Raquel llorando por sus hijos".
Así, detrás de la fiesta y las bromas del Día de los Inocentes en Guatemala, se esconde una historia de crueldad y sufrimiento que la Iglesia católica conmemora cada año. Un recordatorio de que incluso en los momentos más alegres, la Navidad también está acompañada de lágrimas y dolor.











