Ford ha anunciado un giro radical en su estrategia de electrificación, dando marcha atrás en sus planes de desarrollo de vehículos eléctricos (VE) y apostando por una mayor producción de híbridos y automóviles de gasolina. La compañía informó que destinará 19.500 millones de dólares para este cambio de rumbo, que incluirá el cese de la fabricación de la camioneta eléctrica F-150 Lightning y el abandono de la producción de una furgoneta eléctrica para Europa.
Según la empresa, esta reorientación se debe a una menor demanda de lo esperado, elevados costos de producción y "cambios normativos", en referencia a las políticas implementadas por la Administración del presidente estadounidense, Donald Trump, que han ido en contra de los incentivos a la transición hacia vehículos eléctricos.
En lugar de continuar con su apuesta por los VE, Ford se enfocará en aprovechar su base industrial en Estados Unidos para ampliar su gama de camiones y furgonetas, así como en lanzar un nuevo negocio de almacenamiento de energía en baterías. La compañía asegura que este nuevo enfoque "prioriza la asequibilidad, la variedad de opciones y la rentabilidad", y que le permitirá que su unidad dedicada al desarrollo y producción de vehículos eléctricos, Model e, sea rentable recién en 2029.
Con este cambio de estrategia, Ford prevé que para 2030 alrededor del 50% de su producción global será de híbridos, vehículos eléctricos y vehículos eléctricos de autonomía extendida, una categoría que combina motores eléctricos y de combustión interna. Las plantas estadounidenses dedicadas actualmente a la fabricación de VE serán reconvertidas para producir nuevas camionetas de gasolina y furgonetas híbridas.
"Se trata de un giro impulsado por los clientes para crear una Ford más fuerte, más resiliente y más rentable", afirmó el presidente y consejero delegado de la compañía, Jim Farley. Además, la empresa ha mejorado sus previsiones de ganancias antes de intereses e impuestos (ebit) para 2025, que ahora estima en hasta 7.000 millones de dólares.
Este drástico cambio de estrategia de Ford llega en un momento en que la industria automotriz se enfrenta a importantes desafíos, como la escasez de semiconductores, la inflación y las incertidumbres económicas. La decisión de la compañía de priorizar la rentabilidad a corto plazo sobre la transición hacia la movilidad eléctrica refleja las dificultades que enfrentan los fabricantes de automóviles para equilibrar las demandas de los consumidores, las presiones normativas y sus propios objetivos de sostenibilidad.












