Cuando se presenta una oportunidad, hay que aprovecharla al máximo. Eso es exactamente lo que le sucedió a Marcos Morínigo, un artesano paraguayo que realiza trabajos en cables. Su vida dio un giro inesperado cuando tuvo la oportunidad de hacer un sillón para el Papa Francisco durante su visita a Paraguay en 2015.
Morínigo, de 36 años, comenzó a trabajar desde los 15 años en una fábrica donde se fabricaban sillones con cables. Inicialmente, se encargaba de tareas como limpiar los caños y moldearlos, pero con el tiempo se animó a convertirse en un artesano independiente. Fue entonces cuando se le presentó la oportunidad que cambiaría su vida.
En 2015, cuando el Papa Francisco visitó Paraguay, a Morínigo le contactaron para hacer un sillón especial para el Sumo Pontífice. Aunque inicialmente el pedido le había sido hecho a otro artesano, este lo rechazó por motivos religiosos, lo que llevó a que Morínigo fuera convocado. "Sobre la marcha dije que sí, con mucho gusto", recuerda el artesano.
El sillón que Morínigo diseñó y fabricó para el Papa Francisco tenía una cruz en el respaldo, tal como se le había solicitado. Fue utilizado por el Pontífice durante una homilía en Bañado Norte, y actualmente se encuentra expuesto en un museo en la ciudad de Caacupé.
Desde entonces, la vida de Marcos Morínigo ha cambiado radicalmente. "Desde que hice un sillón para el Papa yo arrasé, tuve una bendición muy grande, y desde ahí ya no paro", afirma. Su trabajo se ha vuelto muy demandado, y las personas que lo conocen aseguran que sus sillas "van a ser bendecidas".
Además del sillón papal, Morínigo ha realizado trabajos para otras personalidades, como el técnico de fútbol Ramón Díaz, quien le ha hecho nuevos encargos. Su esposa, Mabel Gamarra, se encarga de promocionar sus creaciones en las redes sociales, lo que ha contribuido a su éxito.
A pesar de que en un momento la demanda de sillones de PVC y ratán sintético afectó su negocio, Morínigo asegura que hoy en día el cable es nuevamente "el boom del momento" gracias a su calidad y resistencia. "Gracias a Dios no falta trabajo, hay mucha demanda y sobre todo porque se conoce el cable que utilizo, yo uso solo los de mejor calidad, por la clientela misma, que es exigente", explica.
Además de sillas y sillones, Morínigo también fabrica una variedad de productos en cable, como paneles, divisorias, lámparas y portones. Su historia es un claro ejemplo de cómo una oportunidad inesperada puede transformar la vida de una persona y llevarla al éxito.
