Un reciente estudio de la Universidad Hebrea de Jerusalén, liderado por Amir Capua y Benjamin Assouline, reveló que el campo magnético oscilante de la luz contribuye directamente al efecto Faraday, desafiando la creencia de que solo el campo eléctrico de la onda electromagnética interactúa con la materia.
El efecto Faraday, descubierto en 1845 por Michael Faraday, establece que "un campo magnético externo rota la polarización de la luz al atravesar un material transparente". Sin embargo, los investigadores utilizaron un cristal terbio-galio-garnet para calcular que el aporte magnético es del 17% en las ondas visibles y del 70% en infrarrojo.
"La luz no solo ilumina la materia, sino que la influye magnéticamente. El campo magnético estático 'tuerce' la luz, y esta, a su vez, revela las propiedades magnéticas del material", explicó Amir Capua, uno de los líderes del estudio.
Los hallazgos sugieren que se podría controlar la información magnética directamente con la luz. "Lo que hemos descubierto es que la parte magnética de la luz tiene un efecto de primer orden, es sorprendentemente activa en este proceso", señaló Capua.
Según los investigadores, esto se debe a que el campo magnético circularmente polarizado de la luz ejerce un "torque" sobre el espín del electrón, lo que permite interactuar con él y desviar la dirección de su eje de giro. "Crea una imagen muy bien equilibrada: el campo eléctrico ejerce una fuerza lineal sobre la carga mientras que un campo magnético circularmente polarizado ejerce un torque sobre el espín del electrón", concluyó Capua.
Este descubrimiento podría tener importantes implicaciones en campos como la óptica, la electrónica y el procesamiento de información, al permitir un mayor control sobre la luz y la materia.










