La comunidad de Quebrada León, en Bolivia, enfrenta una devastadora tragedia después de que un violento turbión provocado por el desborde de la quebrada León y otras quebradas menores arrasara con viviendas, caminos y todo a su paso. A cinco días de la tragedia, el dolor y la impotencia embargan a los comunarios, que siguen aislados, sin servicios básicos y buscando entre la palizada a la veintena de personas que siguen desaparecidas.
Según el poblador y dirigente Iver Toledo, el caudal golpeó con tal fuerza la zona que unas 30 personas fueron arrastradas por el agua y hasta el momento 21 continúan desaparecidas. Al menos 12 viviendas fueron arrasadas por completo junto con sus ocupantes y ahora en el lugar solo quedan palizada y arena.
La tragedia dejó escenas de desesperación y una estela de destrucción en toda la comunidad. "Esto es un caos, algo terrible, devastación total. Fue una lluvia tan intensa que cualquier quebradita o canal se convirtió en un río", describió Toledo.
Ante este escenario, los comunarios piden ayuda para atender las necesidades más urgentes y que también se piense en proyectos posemergencia para construir defensivos y así evitar nuevas tragedias. "Necesitamos agua, alimentos y un generador de luz más grande para poder abastecer de energía a la gente", insistió Toledo.
Mientras tanto, el número de víctimas fatales por la crecida del río Piraí se sigue elevando. Aunque las autoridades continúan manejando 20 como la cifra oficial, los equipos de búsqueda y familiares siguen encontrando cuerpos entre la palizada, en las riberas del río.
La comunidad de Quebrada León, situada a 14 kilómetros de El Torno, es una de las once comunidades que están aisladas, donde solo se puede acceder por aire. La ayuda comenzó a llegar, aunque resulta insuficiente frente a la magnitud de los daños y el número de familias damnificadas.
