La decisión de otorgar el Premio Nobel de la Paz 2025 a la venezolana María Corina Machado ha generado una fuerte controversia, con cuestionamientos sobre si su trayectoria se ajusta al espíritu de dicho reconocimiento.
La selección de Machado como galardonada ha sido vista por algunos como una contradicción, dada la supuesta exigencia de "pensar y actuar en pro o en contra de la guerra como negación de la paz". Esto ha llevado a una reflexión sobre los criterios que deben guiar la entrega de este prestigioso premio, especialmente en un contexto de prolongada inestabilidad política en Venezuela.
La politología en Venezuela se ha transformado, según el texto, en "el tratamiento de una sarta de sandeces que tildan de política, pero que no va más allá de una ignominiosa estupidez que ha mantenido al país en ascuas y en una peligrosa situación de inseguridad política impregnada de inseguridad social". Esta situación ha generado una crisis gubernamental y una "apoliticidad" producto de la "desavenencia opositora".
En medio de este desfase político, el texto señala que muchos venezolanos siguen luchando "calladamente" por acciones racionales que eviten la guerra y pongan fin a la "desidia opositora". Se insiste en la necesidad de un "acuerdo nacional" que devuelva la calma y la esperanza, a través de la tolerancia y la coexistencia entre los factores que se disputan el poder.
El texto también hace referencia a la amenaza de una posible intervención naval de Estados Unidos en el mar Caribe, bajo el pretexto de una "operación antidroga", lo que podría generar una "debacle coyuntural" y "la mayor tragedia nacional después de la independencia".
Ante este escenario, el texto resalta la importancia de la unión nacional y el cumplimiento de lo establecido en la Constitución venezolana, que define la seguridad de la nación como una "competencia esencial y responsabilidad del Estado", fundamentada en el desarrollo integral y la defensa de la soberanía.
