Un estudio del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) español ha descubierto que los infartos que se producen de noche son menos graves que los que suceden durante el día. La razón es que los neutrófilos, un tipo de glóbulos blancos, son menos agresivos por la noche.
La investigación, liderada por Andrés Hidalgo y publicada en el Journal of Experimental Medicine, muestra que los neutrófilos tienen un reloj interno que regula su agresividad a lo largo del día y determina el alcance de los daños que causan al corazón después de un infarto.
El estudio reveló que por la noche, los neutrófilos migran a la zona dañada sin afectar el tejido sano. Durante el día, en cambio, pierden esta direccionalidad y causan más daño al tejido circundante. Esto explica por qué los infartos nocturnos son menos graves.
Los investigadores también desarrollaron una estrategia farmacológica en modelos experimentales para bloquear el reloj molecular en los neutrófilos y mantenerlos en un estado "nocturno", reduciendo así su potencial dañino durante un ataque al corazón.
"El compuesto imita un factor que el cuerpo produce principalmente durante la noche. De alguna manera, este factor 'engaña' a los neutrófilos para que piensen que es de noche, reduciendo su actividad tóxica", explicó Hidalgo.
Según los autores, estos hallazgos abren la puerta a nuevas terapias basadas en la cronobiología, la rama de la biología que estudia cómo los organismos vivos estructuran sus procesos fisiológicos en el tiempo. Estas terapias podrían proteger el corazón y otros órganos de los daños inflamatorios sin debilitar las defensas naturales del cuerpo.











