El Mundial de Fútbol 2026, que se celebrará en Estados Unidos, Canadá y México, se enfrenta a un desafío sin precedentes: las condiciones climáticas extremas que podrían afectar a 10 de las sedes del torneo.
Los organizadores del evento deportivo más importante del mundo están profundamente preocupados por las previsiones de altas temperaturas, incendios forestales, tormentas y contaminación atmosférica que podrían impactar en el desarrollo de los partidos y la seguridad de los equipos, los jugadores y los aficionados.
"Nunca antes nos habíamos enfrentado a una amenaza de esta magnitud. El calor extremo, los fenómenos meteorológicos adversos y la calidad del aire son retos que debemos abordar con la máxima seriedad", declaró el presidente de la FIFA, Gianni Infantino.
Según los expertos, al menos 10 de las 16 sedes seleccionadas para el Mundial 2026 podrían verse afectadas por estas condiciones climáticas extremas. Ciudades como Los Ángeles, Houston, Dallas, Atlanta y Miami en Estados Unidos, así como Guadalajara y Monterrey en México, son algunas de las más vulnerables.
Para hacer frente a esta situación sin precedentes, los organizadores del torneo están desarrollando protocolos de prevención y mitigación que incluyen:
- Reforzar los sistemas de refrigeración y ventilación en los estadios.
- Ampliar las zonas de sombra y los puntos de hidratación para los aficionados.
- Establecer planes de evacuación y refugio en caso de emergencias climáticas.
- Coordinar con las autoridades locales para monitorear la calidad del aire y tomar medidas en caso de contaminación elevada.
- Implementar sistemas de alerta temprana para detectar riesgos meteorológicos.
"Estamos trabajando arduamente para garantizar que el Mundial 2026 se desarrolle en las mejores condiciones posibles, a pesar de los desafíos climáticos sin precedentes a los que nos enfrentamos. La seguridad y el bienestar de todos los participantes son nuestra máxima prioridad", aseguró Infantino.
Los expertos advierten que el cambio climático y el aumento de las temperaturas globales harán que este tipo de amenazas sean cada vez más recurrentes en los próximos años. Por lo tanto, el Mundial 2026 servirá como un importante laboratorio para que la FIFA y las autoridades locales desarrollen protocolos y soluciones que puedan replicarse en futuros eventos deportivos.












