La crisis económica y social que atraviesa Cuba se ha agudizado hasta niveles críticos, según lo admitido por el propio Partido Comunista Cubano (PCC) en su reciente XI Pleno. Mientras los ciudadanos sufren apagones, escasez de alimentos y salarios pulverizados por la inflación, la cúpula del régimen llama a la "unidad y resistencia" ante la situación.
El XI Pleno del PCC, celebrado a finales de julio, dejó en evidencia la gravedad de la situación en la isla. En el encuentro, los máximos dirigentes reconocieron abiertamente el "colapso" de la economía y la necesidad de implementar nuevas medidas de austeridad y sacrificio para la población.
"Estamos ante una crisis económica, social y humanitaria sin precedentes en nuestra historia", admitió el presidente Miguel Díaz-Canel durante su discurso. Por su parte, el primer secretario del PCC, Raúl Castro, hizo un llamado a "redoblar los esfuerzos" y "mantener la unidad del pueblo" para enfrentar los desafíos.
La posposición del VIII Congreso del PCC, originalmente previsto para 2021 y ahora reprogramado para 2023, es interpretada como una señal política de que el régimen no tiene soluciones a corto plazo para la crisis que afecta a la isla.
"Están en una situación muy delicada y no quieren dar señales de debilidad", explicó el analista político cubano Arturo López-Levy. "Posponer el Congreso es una forma de evitar tener que dar explicaciones y asumir compromisos que no pueden cumplir".
Los problemas económicos de Cuba se han agravado en los últimos años por la pandemia de COVID-19, que golpeó duramente al sector turístico, y por el recrudecimiento del embargo estadounidense. Sin embargo, expertos señalan que las raíces de la crisis son estructurales y se remontan a décadas de mala gestión y políticas fallidas del régimen castrista.
"El modelo económico cubano está agotado y no tiene capacidad de respuesta ante los desafíos actuales", afirmó el economista cubano Pavel Vidal. "Se requieren reformas profundas, pero el Partido teme perder el control político si abre la economía".
Mientras tanto, los ciudadanos cubanos enfrentan diariamente los efectos devastadores de la crisis. Apagones de hasta 12 horas, largas filas para acceder a alimentos y medicinas, y salarios que no alcanzan para cubrir las necesidades básicas, son solo algunas de las duras realidades que vive la población.
"Estamos al límite, no aguantamos más. Necesitamos soluciones urgentes, no solo discursos", denunció Marta Hernández, una ama de casa de La Habana. "El Partido debe entender que la gente ya no puede seguir sacrificándose".
Ante la gravedad de la situación, analistas coinciden en que el régimen cubano se encuentra en una encrucijada. Las medidas de austeridad y el llamado a la "resistencia" podrían generar un mayor descontento social y amenazar la estabilidad política del sistema.
"El Partido está en una posición muy delicada. Saben que deben hacer cambios, pero temen perder el control", concluyó el analista López-Levy. "La posposición del Congreso es una señal de que no tienen respuestas claras a corto plazo. Y eso es muy peligroso para la supervivencia del régimen".
