El Tribunal Supremo de Hong Kong declaró culpable al empresario y editor pro democracia Jimmy Lai, de 78 años, de dos cargos de conspiración con fuerzas extranjeras y de un delito de sedición vinculado a la difusión de material subversivo. La condena, que podría acarrear una pena de cadena perpetua, pone fin a un proceso judicial de cinco años que ha sido ampliamente criticado a nivel internacional.
Durante la lectura del veredicto, la jueza Esther Toh consideró demostrado que Lai conspiró con terceros para socavar la seguridad nacional y que el acusado alberga "odio y resentimiento" contra China. El proceso se celebró bajo un extraordinario dispositivo de seguridad y ante la presencia de medios y diplomáticos de países occidentales, que han criticado y consideran motivado políticamente el caso contra Lai, quien tiene ciudadanía británica.
El editor del diario Apple Daily, encarcelado desde 2020, vio clausurado su periódico en 2021 tras una redada con 500 agentes que se saldó con el bloqueo de sus activos y la detención de parte de su directiva. Los fiscales acusaron al medio de publicar artículos que, según la acusación, alentaron la participación en las protestas prodemocráticas contra el proyecto de ley de extradición en 2019.
La Fiscalía insistió en que Lai utilizó su plataforma mediática para solicitar apoyo internacional y promover "hostilidad organizada" contra Hong Kong y Pekín. Por su parte, la defensa replicó que Apple Daily representaba posiciones legítimas en el debate público y que la libertad de prensa amparaba su línea editorial.
El fallo de este proceso, uno de los más relevantes desde la entrada en vigor de la Ley de Seguridad Nacional impuesta por Pekín en 2020, ha suscitado preocupación a escala internacional. Los hijos de Lai han denunciado un notable deterioro físico del empresario tras casi cinco años en régimen de aislamiento, aunque las autoridades hongkonesas aseguran que recibe atención médica adecuada.
El caso también ha saltado al plano diplomático, con el presidente estadounidense, Donald Trump, afirmando haber planteado el caso ante Pekín, mientras el primer ministro británico, Keir Starmer, ha declarado que la situación de Lai es "prioritaria" para Londres. Pekín, por su parte, acusa a ambos países de interferir en los asuntos internos de China y sostiene que los tribunales hongkoneses actúan con independencia y conforme al derecho local.
El proceso contra Lai y su diario se ha convertido en un símbolo de la transformación política y jurídica vivida por Hong Kong en los últimos años, marcados por una paulatina erosión de los derechos y libertades y la disolución de organizaciones civiles, partidos opositores y cambios profundos en el funcionamiento de los sistemas judicial y electoral.











