Un estudio reciente publicado en la revista Hypertension de la Asociación Estadounidense del Corazón reveló que las personas que sufren de dolor crónico generalizado tienen un 75% más de probabilidades de desarrollar hipertensión arterial en comparación con quienes no experimentan dolor.
La investigación, liderada por Jill Pell, profesora de Salud Pública de la Universidad de Glasgow en el Reino Unido, analizó los datos de más de 200 mil adultos con una edad promedio de 54 años. Durante un seguimiento de 13,5 años, uno de cada 10 participantes desarrolló hipertensión.
Los hallazgos indican que el dolor crónico, especialmente el dolor generalizado que afecta a todo el cuerpo, está fuertemente asociado con un mayor riesgo de padecer presión arterial alta. Además, el dolor abdominal crónico se ubicó como el tipo de dolor con mayor vínculo, seguido por los dolores de cabeza y el dolor musculoesquelético.
Según los expertos, esta relación entre dolor crónico e hipertensión podría estar mediada por la inflamación y la depresión, dos factores que también se han relacionado con el aumento de la presión arterial.
"Cuanto más extendido es el dolor, mayor es el riesgo de desarrollar hipertensión", explicó Pell. "Reconocer el dolor podría ayudar a detectar y tratar estas afecciones adicionales de forma temprana".
Daniel W. Jones, presidente de la Guía de Hipertensión Arterial 2025 de la Asociación Estadounidense del Corazón y el Colegio Americano de Cardiología, señaló que "el dolor crónico debe manejarse en el contexto de la presión arterial de los pacientes, especialmente teniendo en cuenta el uso de analgésicos que pueden afectar negativamente la presión arterial".
Por su parte, Marcos Marín, ex presidente de la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial (SAHA), destacó que "el dolor crónico, la inflamación y la depresión son modificadores del riesgo cardiovascular" y deben ser tenidos en cuenta por los profesionales de la salud al atender a pacientes con hipertensión.












