El domingo 19 de diciembre, Chile celebró la segunda vuelta de sus elecciones presidenciales, en la que se enfrentaron el candidato de extrema derecha José Antonio Kast y el candidato de izquierda Gabriel Boric. Tras una campaña polarizada y llena de tensión, Kast se impuso con un contundente triunfo, convirtiéndose en el nuevo presidente de Chile.
Kast, de 55 años, es un abogado y político chileno que se caracteriza por sus posturas conservadoras y nacionalistas. Durante su campaña, hizo énfasis en temas como la seguridad, la inmigración y la defensa de los valores tradicionales. Su victoria representa un giro a la derecha en la política chilena, después de cuatro años de gobierno del presidente de centroizquierda Sebastián Piñera.
La elección de Kast ha generado preocupación tanto dentro como fuera de Chile. Organismos internacionales como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos han expresado su inquietud por las posibles consecuencias que pueda tener su gobierno en materia de derechos humanos y democracia.
Por su parte, Kast ha tratado de calmar los ánimos y ha prometido gobernar para todos los chilenos, independientemente de sus preferencias políticas. Sin embargo, su historial y sus propuestas de campaña han generado dudas sobre su compromiso con la democracia y los derechos fundamentales.
La victoria de Kast también ha tenido repercusiones en el ámbito internacional. Algunos países de la región, como Argentina y México, han expresado su preocupación por el giro a la derecha que se está produciendo en Chile. Otros, como Brasil y Estados Unidos, han felicitado a Kast por su triunfo.
En los próximos meses, será crucial observar cómo Kast ejerce el poder y si cumple con sus promesas de campaña. Su gobierno enfrentará importantes desafíos, como la recuperación económica post-pandemia, la crisis migratoria y las demandas de la ciudadanía por una mayor justicia social y equidad.











