Si bien es cierto que la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) han emitido alertas por el aumento en la circulación del virus de influenza A(H3N2) en Europa y Asia, particularmente de un subclado denominado "K", esto no significa que se trate de una "alerta máxima" o una nueva pandemia.
Según los comunicados oficiales, la situación actual se enmarca dentro de lo que se considera una epidemia estacional de influenza, la cual ocurre anualmente con diferentes variantes del virus. Si bien se ha observado una mayor transmisibilidad del subclado K, lo que ha generado presión en los sistemas de salud de algunos países europeos, no se ha reportado un cambio en el nivel de alerta global.
Las autoridades sanitarias han instado a la población a reforzar las medidas preventivas, como la vacunación contra la influenza y el uso de mascarillas, especialmente en grupos vulnerables como adultos mayores y personas con enfermedades crónicas. Esto tiene como objetivo evitar la saturación de los servicios de salud y proteger a la población más susceptible a complicaciones.
En el caso de Perú, el Ministerio de Salud ha indicado que el riesgo de brotes en el país es de leve a moderado, y que hasta el momento no se ha identificado la presencia del subclado K en Sudamérica. Sin embargo, se han activado protocolos de vigilancia para detectar y responder oportunamente a posibles casos importados, especialmente durante la temporada de fiestas de fin de año.
Es importante destacar que la influenza es un virus conocido que ha mutado a lo largo del tiempo, generando diferentes variantes y subclados. Las epidemias anuales son una realidad que los sistemas de salud deben enfrentar, y la clave está en mantener una vigilancia constante, fortalecer las medidas preventivas y estar preparados para responder de manera efectiva a los cambios en la dinámica de la enfermedad.
