La diabetes y la salud bucal mantienen una estrecha relación bidireccional. Cuando la diabetes no está controlada, aumenta el riesgo de problemas periodontales, como la inflamación de las encías. Y a su vez, una mala salud bucal puede dificultar el tratamiento de la diabetes al interferir con la acción de la insulina.
Según datos de la Federación Internacional de Diabetes (FID), 537 millones de adultos en el mundo viven con diabetes, una enfermedad que afecta a múltiples sistemas del cuerpo, incluida la cavidad oral. La periodontitis, una inflamación de los tejidos de soporte de los dientes, es una de las principales complicaciones asociadas a la diabetes descontrolada.
"Cuando hay inflamación en la boca, el cuerpo libera sustancias que interfieren con la respuesta de la insulina, lo que empeora el control del azúcar en sangre", explica Manuela Netto, cirujana dentista y especialista en periodoncia.
Por el contrario, cuando la diabetes está bajo control y la salud bucal es buena, es más fácil lograr el equilibrio glucémico. "El cuidado de la salud bucal es una parte esencial del control de la diabetes", afirma Netto.
El mayor desafío es la falta de conciencia sobre esta relación bidireccional. Muchos pacientes solo acuden al dentista cuando hay síntomas evidentes, como sangrado o dolor, sin saber que pueden existir problemas silenciosos que afectan a todo el organismo.
Por eso, el diálogo entre el dentista, el endocrinólogo y el paciente es clave para un tratamiento efectivo. Las consultas preventivas y el intercambio de información entre profesionales ayudan a identificar tempranamente cambios que pueden indicar falta de control glucémico.
"Cuidar tu boca es cuidar tu cuerpo", concluye la experta. Mantener una buena salud bucal es fundamental para el control de la diabetes y viceversa.











