Los agricultores y ganaderos españoles volvieron a sacar sus tractores a las calles de varias ciudades el 10 de febrero de 2025, entre ellas Madrid, para reclamar una respuesta efectiva a décadas de demandas no atendidas en el campo. La protesta fue convocada por asociaciones independientes tras constatar que, un año después de las masivas tractoradas de 2024, sus reivindicaciones seguían sin avances significativos.
Las movilizaciones se produjeron en diversas comunidades autónomas y fueron interpretadas por los propios agricultores como un intento de reactivar la agenda social y política del sector primario, que considera insuficientes las respuestas institucionales a sus problemas. Entre las principales demandas se encuentran reformas en la Política Agraria Común, mayores precios en origen frente a los costes de producción, reducción de la burocracia y soluciones al impacto de acuerdos comerciales como el Mercosur.
Las protestas reflejan la persistencia de un malestar que se ha venido acumulando en el campo español durante años, a pesar de los llamamientos de las organizaciones agrarias y las promesas de los diferentes gobiernos. Los agricultores y ganaderos reclaman medidas concretas y urgentes para garantizar la viabilidad de sus explotaciones y frenar el éxodo rural que amenaza a muchas zonas del país.
La imagen de los tractores tomando las calles se ha convertido en un símbolo recurrente de la lucha del sector primario por hacerse oír y obtener soluciones a sus problemas estructurales. Estas movilizaciones ponen de manifiesto la necesidad de un diálogo más efectivo entre el mundo rural y las instituciones, así como la importancia de abordar de forma integral los desafíos que enfrenta la agricultura y la ganadería españolas.
