Alejandro "Papu" Gómez, el campeón del mundo con la Selección Argentina en Qatar 2022, se abrió en una emotiva publicación en redes sociales para hacer un balance de su año más "extraño" y hablar sobre los altibajos que atravesó después de la consagración.
En un posteo con una secuencia de fotos, el mediocampista del Calcio Padova de la Serie B italiana reflexionó sobre las luces y sombras que marcaron su 2025. "De alguna manera, he sido la persona más feliz y la más triste que he sido jamás", escribió el Papu, quien volvió al fútbol tras cumplir una sanción por dopaje.
Gómez, de 37 años, también reconoció que "aprendió a soltar y sostener al mismo tiempo" y que "perdió versiones de sí mismo que creía eternas". Además, admitió que hubo "días que lo rompieron y días que en silencio lo volvieron a coser por dentro".
A pesar de los momentos difíciles, el Papu cerró su mensaje con un tono esperanzador: "Y después de todo lo vivido, mi corazón sigue creyendo en los finales felices".
La publicación del ex San Lorenzo se produce tres años después de la noche en que Argentina levantó la Copa del Mundo en Qatar, el punto más alto de su carrera. Sin embargo, ese logro también marcó el inicio de un tramo más oscuro en su trayectoria.
Tras la consagración, Gómez perdió su lugar en la Selección Argentina en medio del recambio generacional. Luego, en 2023, fue sancionado por dos años tras dar positivo en un control antidopaje realizado antes de la Copa del Mundo.
Con la suspensión ya cumplida, en octubre pasado el campeón del mundo anunció su regreso y fue presentado oficialmente en el Calcio Padova, de la Serie B italiana, su cuarta experiencia en el fútbol de ese país y la primera en el ascenso europeo.
En su regreso al fútbol, el Papu había hablado de las ausencias que sufrió en estos años en que pareció ser desplazado del grupo de la Selección. "Algunas personas desaparecieron. Otras, y no me lo esperaba, se mantuvieron muy cerca de mí", confesó en diálogo con La Gazzetta dello Sport.
Además, Gómez reconoció el cariño inesperado de los hinchas en la calle y en las redes, aunque admitió haberse cansado de "ese mundo un poco falso". En ese proceso, reveló que necesitó ayuda psicológica para salir adelante.
"Tras la sanción pedí ayuda, había entrado en un bucle del que no podía salir", explicó, y destacó el rol clave de su esposa en ese camino. Sin club, sin entrenamientos colectivos y sin un horizonte claro, el Papu tuvo que reinventarse.
"Yo era mi preparador físico, mi entrenador y mi entrenador mental", cerró Gómez, quien hoy mira hacia adelante, pero no olvida lo aprendido. Porque el fútbol volvió, sí, aunque la lista de los que se quedaron y los que desaparecieron ya no se borra.










