La crisis actual de Venezuela presenta sorprendentes similitudes con una situación vivida hace más de un siglo. En 1902-03, el país caribeño enfrentó un bloqueo naval por parte de Alemania, Reino Unido e Italia, que buscaban cobrar deudas impagadas. Al igual que hoy, el gobierno venezolano de entonces, liderado por el excéntrico Cipriano Castro, adoptó un discurso antimperialista y se enfrentó a la presión de las potencias extranjeras.
La respuesta del presidente estadounidense de la época, Theodore Roosevelt, también guarda paralelismos con la postura actual de Donald Trump. Roosevelt ordenó la mayor concentración naval estadounidense vista hasta entonces en el Caribe, en un claro mensaje de que Estados Unidos no permitiría que Alemania se afianzara en la región. Décadas después, Trump ha impuesto un bloqueo a los buques petroleros venezolanos sancionados, con el objetivo de limitar la influencia de China en Latinoamérica.
Más allá de las similitudes geopolíticas, los líderes venezolanos de ambos períodos comparten rasgos sorprendentes. Tanto Cipriano Castro como Nicolás Maduro han adoptado un estilo excéntrico y teatral, con bailes y fiestas en medio de las crisis. Castro, conocido como el "León de los Andes", solía celebrar fiestas que duraban desde el atardecer hasta el amanecer, mientras que Maduro ha protagonizado numerosos actos públicos con cantos y bailes.
Si bien es demasiado pronto para saber cómo terminará el actual enfrentamiento, el precedente histórico muestra que el resultado no es necesariamente predecible. Tras el bloqueo de 1902-03, Castro permaneció en el poder durante algunos años más, hasta que su mala salud lo llevó al exilio. Fue entonces cuando su mano derecha, Juan Vicente Gómez, tomó el control de Venezuela mediante un golpe de Estado respaldado por Estados Unidos.
Gómez gobernó el país con mano de hierro durante décadas, manteniendo buenas relaciones con las potencias mundiales y otorgando concesiones a las compañías petroleras estadounidenses. Este desenlace, tan diferente al que inicialmente se esperaba, sirve como advertencia de que la historia no siempre se repite de manera lineal. La crisis actual de Venezuela podría tener un final tan inesperado como el de hace más de un siglo.
