En Ecuador, la quema del año viejo es una tradición que se ha mantenido viva a lo largo de los años. Esta práctica, que se realiza en la víspera de Año Nuevo, simboliza el cierre de un ciclo y el renacer de la esperanza para el próximo año.
La quema de los muñecos, conocidos como "monigotes", es una de las actividades más representativas de esta celebración. Estos muñecos, que pueden medir hasta un metro de altura, son elaborados con diferentes materiales como papel, cartón, tela y hasta ropa vieja. Cada uno de ellos representa de manera simbólica el año que está por terminar.
La tradición consiste en que las familias y comunidades se reúnen para confeccionar estos muñecos, a los que luego se les atribuyen características y rasgos que representan los acontecimientos más relevantes del año. Algunos pueden estar vestidos con ropa de políticos, famosos o personajes públicos, mientras que otros pueden tener rasgos que aluden a problemas sociales, económicos o políticos del país.
Una vez que los muñecos están listos, llega el momento de la quema. En la víspera de Año Nuevo, las familias y comunidades se reúnen en plazas, parques o calles para presenciar este ritual. Los muñecos son colocados en un lugar central y, a medida que las campanadas de la medianoche anuncian el fin del año, se prende fuego a los monigotes.
La quema de los muñecos simboliza el deseo de dejar atrás los problemas y las dificultades del año que termina, y recibir el nuevo año con la esperanza de un futuro mejor. Es una tradición que se ha transmitido de generación en generación y que forma parte de la identidad cultural ecuatoriana.
Más allá de su significado simbólico, la quema de los muñecos también se ha convertido en un evento social y comunitario. Las familias y amigos se reúnen para disfrutar de la celebración, compartir alimentos y bebidas típicas, y despedir el año con música y baile.
Esta tradición, que se remonta a la época colonial, ha evolucionado a lo largo de los años, pero sigue manteniendo su esencia y su importancia en la cultura ecuatoriana. Cada 31 de diciembre, miles de ecuatorianos se reúnen para dar la bienvenida al nuevo año con la quema de los monigotes, un ritual que representa la esperanza y el deseo de un futuro más próspero.












