Cada diciembre, cuando el año comienza a despedirse y la ciudad se prepara para uno de sus rituales más queridos, Pasto vuelve a escucharse a sí misma. No con el estruendo de los desfiles ni con el color desbordado del Carnaval, sino con la intimidad de la música que se canta despacio, a varias voces, mirando de frente la nostalgia y la alegría.
Este 30 de diciembre de 2025, la Plaza del Carnaval será el escenario de una nueva Serenata a Pasto, una cita que ya se ha convertido en tradición y que convoca a propios y visitantes alrededor de un formato que nunca pasa de moda: los tríos, guardianes de la canción romántica, del bolero, del pasillo y de esas melodías que atraviesan generaciones.
La serenata no es solo un concierto. Es un gesto simbólico. Es cantarle a la ciudad que resiste, que celebra y que se reconoce en su música. Los tríos, con sus guitarras y voces armonizadas, ofrecen algo cada vez más escaso en los grandes escenarios: cercanía. Cada interpretación se siente como un diálogo directo con el público, como si Pasto entera se sentara a escuchar una historia contada al oído.
Durante la noche, los acordes recorrerán repertorios que forman parte de la memoria sentimental de la región. Canciones que evocan amores antiguos, despedidas, encuentros y la identidad musical del sur del país. Para muchos asistentes, será un viaje al pasado; para otros, un descubrimiento. Para todos, un punto de encuentro.
En una ciudad donde la música es parte esencial del tejido cultural, la Serenata a Pasto cumple una función clave: recordar que el Carnaval también se construye desde la emoción y la palabra cantada, no solo desde la carroza y el disfraz. Es una antesala serena y profunda de lo que vendrá, una pausa necesaria para celebrar lo que somos.
La Plaza del Carnaval, acostumbrada a la multitud y al movimiento, se transforma esa noche en un gran salón abierto, donde las voces de los tríos serán el deleite de un público diverso, reunido no por la prisa, sino por el placer de escuchar.
Así, Pasto se deja cantar una vez más. Y en esa serenata, la ciudad se reconoce, se emociona y se prepara para seguir celebrando su historia, su música y su gente.












